PINTURA AL AIRE LIBRE. EL FIN DEL MUNDO EN ALBALATE DE ZORITA (GUADALAJARA)
Paul Cézanne quería lograr una síntesis magistral de
la imagen naturalista así como la expresión personal y el orden pictórico. Cézanne tenía un gran
interés por la representación de la vida cotidiana, pintando el mundo tal como
se presentaba ante sus ojos, sin preocuparse de temáticas mas o menos al uso o amaneramiento
en el estilo. Perseveró por desplegar una atención auténtica del mundo visible representándolo
en su pintura. Por eso organizaba estructuralmente todo lo que veía en formas
simples y horizontes de color. Su afirmación «Quiero hacer del impresionismo
algo sólido y perdurable como el arte de los museos», recalca su objetivo
de unir la examen de la naturaleza con la persistencia de la composición
clásica. Ello queda en evidencia igualmente con su pretensión de revivir a Poussin del natural (Vivifier Poussin sur nature).
Son muy innatas y fácilmente reconocibles sus
pinceladas, continuamente repetitivas y sensibles.
Cézanne se entregó por interpretar y reflejar la dificultad
de la clarividencia visual de los humanos. La obra de Cézanne nos muestra el un
estilo de pintura solificado, casi arquitectónico. La fuerza de sus colores,
unida al rigor de la distribución compositiva, demuestran que a pesar de la habitual
desesperanza del propio pintor, había sintetizado los elementos básicos de la
imagen y expresividad de la pintura de un modo muy personal.
Estaba interesado en la simplificación de las formas
que ocurrían naturalmente a su esencia geométrica.
Todo en la naturaleza se
modela según la esfera, el cono, el cilindro. Hay que aprender a pintar sobre
la base de estas figuras simples; después se podrá hacer todo lo que se quiera. Cézanne, 1904.
La luz es la que da el
volumen a las cosas. Aprender a ver la luz sobre los objetos es lo que ayuda a
que el pintor consiga la maestría en sus obras.
Esa luz, esos colores en la
naturaleza que buscaba Cezanne en sus momentos pictóricos al aire libre.
Es paz, esa tranquilidad,
no solo los podemos encontrar en aquellos rincones de Provenza.
Mas cerca tenemos un lugar
especial. Un lugar para los pintores que como Cezanne aman la naturaleza, sus
colores y luces especiales: EL FIN DEL MUNDO.
En la zona aunque la encima
es la especie dominante, destaca lo variado de su vegetación, con encinares,
quejigares, matorrales y expatríales, así como grandes extensiones de romeral. Los
pinares naturales de pino carrasco dominan las pronunciadas pendientes de
escaso suelo, alternándose con interesantes sabino – enebrales de sabina mora y
enebro de la miera. En situaciones de micro clima favorable, conviven especies
térmicas como las coscoja y especies mas continentales como el boj y el
guillomo, constituyéndose matorrales mixtos en mosaicos de gran diversidad, que
cuentan además con la presencia de durillo, arce de Montpellier, cornicabra,
madroño y labiérnago.
La flora es espacialmente interesante,
al ubicarse esta sierra en la encrucijada de las áreas de influencia ibérica y
levantina.
Por todo esto y por la gran
acogida que tienen los artistas en esta villa de Albalate de Zorita
(Guadalajara) os recomendamos venir a pasar un fin de semana emulando al gran
Paul Cézanne.
Os esperamos. De momento os dejamos las imágenes (gentileza del gran fotógrafo Jesús Arriaga) enmarcadas.