IGLESIA PARROQUIAL DE SAN ANDRES
La iglesia parroquial está dedicada a San Andrés, de fuerte fábrica de sillar, carece de torre y muestra su arquitectura renaciente con contrafuertes en los costados y un par de interesantes puertas. La principal, está orientada al norte y es participe de dos estilos artísticos que la sitúan en el paso del siglo XV al XVI. Esta portada está flanqueada de dos gruesos contrafuertes, y el ingreso muestra un triple arco escarzano apoyado en sendas columnillas rematadas en capiteles de tema vegetal. El intrados de estos arcos está decorado con motivos vegetales y animales muy movidos y de gran carácter gótico, entre ellos algunos temas zoomórficos de tipo fantástico. Un gran arco trilobulado, ornado por cardinas y florones, rodea a la estructura del ingreso, e incluye dentro otro picudo remate con enormes ornamentos vegetales, exhibiendo una infrecuente combinación de formas geométricas que viene a caracterizar a esta puerta dentro de momentos más barroco del gótico isabelino.
Dentro del trilobulado arco hay una mensula o repisa, hoy vacía, escoltada de los escudos simbólicos de San Pedro y San Andrés.
Toda esta estructura gotizante va enmarcada, a su vez, por dos altas pilastras adosadas y rematadas en capiteles, que se cubren por un sencillo friso, sobre el que apoya venera que culmina el conjunto. Es en estas jambas y friso donde aparecen los elementos ornamentales más característicos del estilo plateresco: grutesco, plantas irreales, animales fantásticos mezclados en ellas, etc, en un abigarrado conjunto de renacentista espíritu.
Sobre las hojas de madera de la puerta, luce todavía una magnifica guarnición de clavos y un par de aldabones. La otra puerta del templo está en el muro sur, es de simple trazado renacentista, de la mitad del XVI y presenta un par de pilastras laterales rematadas en capiteles, friso que los une y florones. Guarda buenos clavos de cazoleta rayados en cruz y una buena cerraja de forja.
El interior es de tres naves que se separan por cilíndricos pilares rematados en anillos de decoración de bolas y de los que arrancan las bóvedas de crucería con complicados y bellos dibujos. Realizó esta magnífica obra arquitectónica, en la primera mitad del siglo XVI, el maestro Miguel Sánchez de Yrola. El interior es de tres naves que se separan por cilíndricos pilares rematados en anillos de decoración de bolas y de los que arrancan las bóvedas de crucería con complicados y bellos dibujos. Realizo esta magnifica obra arquitectónica, en la primera mitad del siglo XVI, el maestro Miguel Sánchez de Yrola.
Su altar mayor lo ocupó desde el siglo XVI el retablo (lastimosamente perdido), obra pictórica de Hernando Rincón de Figueroa, cubriéndole ahora por entero, desde el siglo XVIII, un altar barroco que cubre por completo la pared del fondo del presbiterio, con columnas, basamentos, frisos y paneles de dorada y prolija decoración.
En lo alto muestra un buen cuadro con el martirio de San Andrés, óleo sobre lienzo, realizado por Alonso de Higueras en 1 707. El resto de sus tallas son modernas.
En el último tramo de los pies, se encuentra la tribuna, con una bóveda de crucería en la que se aloja una sencilla sillería de madera de once bancos, construida en 1 737.
A los pies del templo, en su costado de poniente, está la capilla del bautismo, añadida en la segunda mitad del siglo XVI. En ella se guarda un valioso ejemplar de escultura plateresca: la PILA BAUTISMAL, obra de talla sobre alabastro, en la que cuatro aladas bichas, bastante deterioradas, sirven de pie a la copa de la pila, en la que aparecen talladas cabezas de ángeles, calaveras y otros grutescos. Es del círculo o taller de Alonso de Covarrubias o Jamete.
Adosada a la capilla mayor, el comienzo de la nave del evangelio, se encuentra la Capilla de LA SANTA CRUZ, más conocida como la Capilla de la Cruz del Perro, patrona de Albalate y motivo central del escudo de esta villa. Es doble su valor, artístico y sentimental. Se trata de una joya de orfebrería del siglo XIII, hecha en bronce dorado, con 47,5 cm . de altura y 28 cm de envergadura, rematando sus extremos en escuetas flores de lis, sobre las que se ven grabadas las rudas efigies de los cuatro evangelistas. Cuatro gemas de cristal de roca se sitúan en el promedio de los brazos y en el centro aparece la imagen de Cristo crucificado. En el reverso de la Cruz aparecen, también gravados, los símbolos de los evangelistas y en su centro se ve la figura de Jesús en actitud de bendecir, de medio cuerpo.
De sus brazos cuelgan dos cadenillas. Su apelativo de Cruz del perro deriva de su milagroso hallazgo, ocurrido en 1 51 4, en la orilla del río Tajo, en el lugar conocido con el nombre de Cabanillas. Fue un perro, el que bajo una gran roca, encontró escarbando esta pieza de orfebrería.
En el reverso de la Cruz aparecen, también gravados, los símbolos de los evangelistas y en su centro se ve la figura de Jesús en actitud de bendecir, de medio cuerpo.
De sus brazos cuelgan dos cadenillas. Su apelativo de Cruz del perro deriva de su milagroso hallazgo, ocurrido en 1 51 4, en la orilla del río Tajo, en el lugar conocido con el nombre de Cabanillas. Fue un perro, el que bajo una gran roca, encontró escarbando esta pieza de orfebrería.
La devoción de Albalate por esta Cruz fue en aumento: en 1 542 se fundó la Cofradía de pajes esclavos de la Santísima Cruz aparecida, y se conserva como fiesta mayor del pueblo la del 27 de septiembre, en memoria de la fecha del hallazgo, siendo paseada en esta fecha en solemne procesión por las calles del pueblo. Vinieron personalmente a contemplarla y adorarla el Emperador Carlos I y Felipe III.
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